El carbón activado es un material de origen vegetal, un polvo fino de color negro y sin olor, que se ha utilizado desde la antigüedad como purificante ya que absorbe o atrapa en sus poros a los materiales orgánicos, por lo que su principal uso es para tratar intoxicaciones y sobredosis, así como extraer sustancias químicas nocivas del aire, agua y gases contaminados.
Este producto se puede encontrar en diferentes presentaciones, incluyendo el polvo, aunque cabe destacar que el carbón activado no es la misma sustancia presente en el carbón, o en los trozos de comida quemada. Se activa mediante procesos térmicos o químicos, como el calentamiento a temperaturas muy altas de materiales ricos en carbón, tales como cáscaras de coco, aserrín o madera; el proceso de activación elimina el carbón de las moléculas, reduce el tamaño de los poros en el carbón y produce huecos en cada molécula para aumentar su área de superficie.
Este proceso hace que el carbón activado sea muy absorbente al unirse a moléculas, átomos o iones y eliminarlos las sustancias disueltas ya que absorbe al material orgánico en sus poros cuando el agua o el aire pasan por un filtro de dicho material.
Carbón activado en minería y extracción de metales
El carbón activado granular fabricado a partir de cáscara de coco se utiliza en la recuperación por adsorción de cianuros de oro y plata en circuitos, así como otros metales; esa materia prima es fundamental porque permite obtener la máxima dureza disponible para reducir la erosión del carbón que provoquen pérdidas del metal adsorbido, además se caracteriza por resistir procesos como lavados ácidos, reactivación térmica o elución.
La recuperación de oro es uno de los principales usos del carbón activado alrededor del mundo, proceso que pasa por tres etapas: adsorción del metal de una solución de cianuro, elución y reactivación, donde se extrae el metal del carbón en una solución concentrada, y recuperación por electrodeposición.
Otros metales que pueden recuperarse con carbón activado son: arsénico, antimonio, bismuto y mercurio.
Otros usos del carbón activado son:
- Decloración
- Decolorante de disoluciones
- Recuperación de solventes orgánicos
- Purificación de aire
- Recolección de materiales volátiles procedentes de residuos o procesos industriales
- Purificación de aminoácidos y productos alimenticios
- Remoción de gases: dióxido de azufre y gases sulfhídrico, ejerce una acción catalítica
Aplicaciones del carbón activado
Existe una gran variedad de productos cosméticos y farmacéuticos a base de carbón activado, que se basan en sus propiedades de eliminación de toxinas, por lo que encontramos mascarillas faciales, shampoo, medicamentos para mejorar la función renal y aliviar gases y diarrea. También tiene aplicaciones en odontología para fabricar productos destinados para el blanqueamiento dental, con efectos antivirales, antibacterianos, antimicóticos y desintoxicantes.
El tratamiento de agua es una de las aplicaciones más antiguas del carbón activado para lo cual se usa carbón antracita, de origen mineral para clarificar el agua en uso potable o industrial y se combina con arenas como filtro natural de agua, absorbiendo toxinas, bacterias, hongos, químicos, impurezas y residuos, por lo que se utiliza frecuentemente en forma de gránulos o polvo. En esta aplicación puede usarse para la limpieza de vertidos, recuperación de aguas superficiales y subterráneas, y en la potabilización del agua.
Ya que adsorbe bacterias y compuestos orgánicos, absorbe y controla el exceso de humedad, el carbón activado se utiliza para fabricar desodorantes y deodorizantes para fabricar productos para zapatos, axilas, refrigeradores, entre otros.
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